Cuando observamos un estímulo que nos resulta atractivo podemos decir que estamos frente a un incentivo; por ejemplo, un aumento de salario. Nuestro cerebro es un órgano que está capacitado para registrar esta información y generar los comportamientos necesarios para obtener dicho incentivo. Esto es lo que conocemos como MOTIVACIÓN; es decir, un proceso interno que hace que el individuo invierta tiempo, fuerza y energía en un comportamiento determinado para obtener un objetivo.
Fases de la motivación:
- Inicialmente la persona anticipa que se va a sentir bien (o va a dejar de sentirse mal) si consigue una meta.
- Tras esto, se activa y empieza a hacer lo necesario para conseguir dicha meta.
- Mientras vaya caminado hacia ella, irá evaluando si va por buen camino o no, es decir, hará una retroalimentación del rendimiento.
- Por último, disfrutará del resultado.
No tod@s somos iguales...
Cada persona tiene sus propias motivaciones que pueden ser muy diferentes a las del resto. También, hay personas que cuentan con mucha energía para conseguir sus metas y otras que no tienen tanta. La persistencia es otra variable que no tienen todos los seres humanos por igual.
Además, la motivación es dinámica, hay días en los que se puede notar mucha energía para luchar por algo y otros en los que cuesta mucho arrancar una conducta.
La motivación en el entorno laboral:
En el entorno laboral, la motivación es fundamental para lograr los objetivos marcados por la empresa y para mantener un clima laboral positivo. Ante un contexto global marcado por la reciente pandemia, las guerras y la recesión económica, la necesidad de motivar a los empleados es aún mayor. Un equipo desmotivado impacta negativamente en la cuenta de resultados de la empresa, al ser mucho menos efectivo.
5 tips para motivar a tu equipo:
- Diseña un plan de desarrollo profesional, dividiendo los grandes objetivos en pequeñas submetas. Estas serán hitos que cada empleado irá consiguiendo para sentir que se acerca cada vez más a la meta final. Es muy importante RECONOCER la consecución de cada uno de ellos e, incluso, celebrarlos.
- Define pocos objetivos y descarta tareas secundarias. Malgastar el tiempo en cosas que les alejen o distraigan de su objetivo puede resultar muy desmotivante.
- Promueve actividades y jornadas que transmitan optimismo y energía. Como ya hemos dicho, es más fácil trabajar en ambientes optimistas y divertidos. Cuando los empleados sientan que sus pilas están cargadas, les será más fácil ponerse con las tareas más difíciles. Por el contrario, los ambientes pesimistas y aburridos son perfectos para la procrastinación.
- Busca a las personas optimistas de tu equipo, que luchan por lo que quieren conseguir. Todo se contagia, el pesimismo y el optimismo, por lo que te puedes apoyar en estas personas para que lideren iniciativas que motiven al resto.
- Haz hincapié en la comunicación. Por ejemplo, comunica la parte que lleváis conseguida, no la que os queda por conseguir.