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¿Qué es la COMUNICACIÓN POSITIVA? ¿Por qué es clave en las EMPRESAS?

Escrito por Inigo Fernandez en
¿Qué es la COMUNICACIÓN POSITIVA? ¿Por qué es clave en las EMPRESAS?

¿Alguna vez te has parado a pensar en las palabras que utilizas en tu día a día? 

La falta de comunicación o su mal uso puede ser el origen de muchos de nuestros conflictos. Las palabras están llenas de emociones y, por tanto, afectan directamente a nuestro estado emocional (felicidad, tristeza, miedo, sorpresa, ira, etc.)

La ciencia nos confirma que los cambios en la forma de comunicarnos ayudan a mejorar las relaciones, tanto con nosotros mismos como con los demás, e influyen directamente en cómo percibimos el mundo que nos rodea.

Uno de los objetivos del lenguaje positivo es generar reacciones agradables en el oyente, lo cual favorecerá la creación de un clima acogedor. Esto es fundamental en muchos aspectos de nuestra vida, como la familia o la pareja. En el trabajo, un clima laboral positivo tendrá como resultado un aumento del compromiso, la proactividad, la innovación y, como consecuencia de todo ello, la productividad.

¿Cuáles son las barreras que nos impiden comunicarnos de forma positiva?

Aunque pueda parecer fácil cambiar la forma de comunicarnos, hay diversas barreras que nos empujan a usar el lenguaje de la manera que lo hacemos. Aquí van algunos ejemplos:

  • La culpa
  • La queja y el reproche
  • La crítica indiscriminada y el juicio
  • La excusa y la justificación
  • La falta de generosidad
  • La ausencia de auténtica escucha.

¿Cómo podemos empezar a comunicarnos de forma positiva?

Todo gran cambio conlleva un trabajo de autoanálisis y aprendizaje. Aquí os dejamos algunos tips que pueden ayudaros a empezar:

  • Evitar las etiquetas. Utilizar palabras que encasillan a la gente provoca inseguridad y disminuye la autoestima. En lugar de decirle a tu hijo “eres un desastre con las matemáticas”, es mejor sustituirlo por “te animo a intentar hacer el ejercicio de nuevo”.
  • Evitar los imperativos. Las expresiones de este tipo fomentan la represión emocional y la creencia de que es mejor no mostrarse ni manifestarse a los demás.  Por ejemplo, “cállate” se puede sustituir por “puedes decirme lo que piensas, pero sin faltarme al respeto”.
  • Ahorrarse el uso de términos absolutos. Generalizar con palabras como “siempre”, “nunca” o “nada” (“nunca me escuchas”) puede provocar una sensación de incomprensión por parte del receptor y hacer que este acabe con una percepción de rechazo.
  • Hablar en positivo. Es preferible decir a una persona lo que quieres de ella que decirle lo que no quieres. 
  • Utilizar preguntas. Las preguntas ayudan a definir una situación y solucionar desacuerdos. (“¿qué sientes cuando no soy puntual?”).

  • Utilizar el lenguaje inclusivo. Algunas expresiones ayudan a reforzar estereotipos. Por ello, debemos evitar todas aquellas expresiones que impliquen una discriminación de género o sean despectivas hacia una raza, cultura o religión.

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