La ciencia nos confirma que la actividad física previene diferentes enfermedades (diabetes, algunos tipos de cáncer, cardiopatías, etc.) Además, aumenta nuestra sensación de felicidad y autoestima, mejora nuestra concentración, etc.
A pesar de sus innumerables beneficios y de los llamamientos constantes de la OMS, un gran porcentaje de los españoles no practica ejercicio con regularidad. De hecho, puede parecer que la sociedad actual se encuentra dividida entre la población sedentaria y, por otro lado, un alto porcentaje de “adictos/as” al deporte.
Quizá uno de los problemas sea que tratamos de catalogarnos en uno de los dos grupos sin tener en cuenta la amplia escala de grises que quedan en medio y que nos permiten llevar un estilo de vida saludable aunque no hagamos deporte a diario.
Empecemos por el principio, ¿qué es el sedentarismo? ¿es lo mismo actividad física, ejercicio físico y deporte?
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Sedentarismo: en términos de gasto energético, se considera que una persona es sedentaria cuando en sus actividades cotidianas no aumenta más del 10 por ciento la energía que gasta en reposo. En los países desarrollados dos tercios de la población, llevan una vida sedentaria o desarrolla un trabajo físico insuficiente (menos de 30 minutos diarios).
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Actividad Física: se trata de cualquier movimiento corporal que se produzca por la contracción de los músculos esqueléticos y que genere aumentos sustanciales en el consumo de energía del cuerpo con respecto a estar en reposo. Por ejemplo, hacer la compra o subir escaleras.
- Ejercicio físico: es un tipo de actividad física planeada y estructurada, con una preparación anterior. Según la FEC, consiste en repetir determinados movimientos con el objetivo de mejorar o mantener alguno de los componentes de la aptitud física. Las más comunes y populares son caminar, correr, ir al gimnasio, etc. Además de ello, el deporte es un ejercicio físico sujeto a unas reglas o normas concretas, por ejemplo, el fútbol.
¿Cómo podemos dejar a un lado un estilo de vida sedentario?
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Gestiona tus expectativas. Proponerse pasar de una vida sedentaria a realizar ejercicio tres días por semana es un objetivo razonable a medio plazo pero no es realista a corto plazo. Si nuestras expectativas superan la realidad, nos decepcionaremos pronto y terminaremos dejándolo. Por ello, a corto plazo debemos interiorizar hábitos más accesibles. Por ejemplo, usar las escaleras en vez del ascensor o empezar a pasear 10 minutos después de comer.
De esta forma, iremos entrenando la tolerancia al estrés que supone para nuestro cuerpo la práctica de actividad física.
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Genera recuerdos positivos. Según el estudio liderado por Thomas Hannan, que publicó la revista 'Sport, Exercise, and Performance Psychology', la memoria juega un papel muy importante en la adherencia a la actividad física o el deporte. Si disfrutamos durante la práctica, querremos repetir. Por el contrario, si no lo hacemos, en el futuro evitaremos cualquier tipo de actividad. Por ello, es muy interesante realizar ejercicio escuchando música que nos guste, compartiendo la experiencia con familiares o amistades, desarrollando la actividad en entornos agradables, etc.
- Busca tus propias motivaciones para realizar actividad física. La teoría motivacional de Deci y Ryan bucea también en los mecanismos mentales que nos empujan a movernos. De forma muy resumida, sostiene que las motivaciones intrínsecas, las guiadas por necesidades básicas e internas del individuo, tienen más probabilidades de favorecer la práctica deportiva que las extrínsecas o compensatorias, es decir, aquellas que nos incitan a actuar por satisfacer a los demás, mostrar una determinada imagen, por sentirnos aceptados/as, etc".
- Busca un apoyo. Las figuras de autoridad que nos escuchan con empatía, que nos dan un feedback significativo para mejorar sin presionarnos al logro de la meta y que nos ofrecen opciones con cierto punto de exigencia y desafío nos facilitan sentirnos motivados. Puede ser un entrenador/a personal, pero también un amigo/a, un familiar o tu pareja.
- Encuentra una actividad que conecte con una necesidad básica o con una de tus fortalezas. Por ejemplo, las personas que destacan por su espíritu de cooperación prefieren actividades el grupo donde puedan disfrutar de compartir la experiencia.